Como cabía esperar, al publicarse los resultados de PISA el
día de hoy, se inició el ritual mediático de autoflagelación nacional que,
lamentablemente, no lleva a nada. (Este es un buen pretexto para retomar mis entradas en este blog).
Probablemente la nota más divertida que he visto hasta este
momento la ponga Peru21:
· Titular: Informe
PISA 2012: Perú está en el último lugar a nivel de Latinoamérica.
Hasta donde yo sé hay 19 países
en América Latina (habla hispana más Brasil) y 43 en América Latina y el
Caribe. Sólo 8 participaron en PISA 2012 así que es imposible determinar (con
la información de PISA) si somos, o no, los últimos de América Latina.
Por otro lado, el lugar que ocupa
el Perú en varias de las tablas PISA es compartido con Colombia. Las
diferencias entre los latinoamericanos son pequeñas si se mira al problema
desde donde importa: qué es lo que pueden hacer los niños, claro está, esto se
pierde si uno hace una tabla tipo tabla de posiciones en las Clasificatorias
para el Mundial (algo francamente inútil).
· Lo más divertido: “Perú cayó tres posiciones en
el ranking global del informe PISA 2012 respecto al de 2009”
La tabla producida por la nota
periodística muestra que, en 2009, el Perú estaba en el puesto 63 y ahora en el
65. Si combinamos esta información con el texto, debemos concluir que 65-63=
3!!! Ciertamente, estamos mal en aritmética básica.
Más importante que ello es que el
perspicaz periodista no notó era que los territorios (no sólo países) que
participaron en 2009 no son los mismos de 2012, por lo que la posición en el
ranking no es comparable.
Con un poquito más de información
pudo haber dicho algo aún más dramático: en el 2000 estábamos en el puesto 43
(sólo 43 territorios implementaron PISA entonces), así que siguiendo la misma
“lógica” habría que concluir que hemos caído 20 lugares.
Por supuesto que estas notas no hacen sino sumarse a otros
eventos curiosos y más complicados que una nota periodística. Por ejemplo, en
alguna oportunidad (15 de julio de 2007) un Ministro de Educación dijo que en
PISA el Perú “era el penúltimo en el mundo” ya que sólo superamos a Haití
(aproximadamente 140 países, entre ellos Haití, no participan de PISA, así que difícil
decir algo sobre el mundo o sobre Haití) o, más recientemente (18
de agosto de 2013), una candidata presidencial dijo que PISA es la “la
evaluación internacional que se hace a los niños de segundo grado para ver
cuántas palabras leen por minuto (…)” …
Este tipo de tratamiento del tema es de muy poca utilidad,
cuando no pernicioso. Por ejemplo, si queremos usar los rankings de PISA debemos,
primero, entender qué es PISA. Como señala la página de la Unidad de Medición
de la Calidad del Ministerio en su nota
sobre los resultados (de este enlace también se puede descargar el Informe Nacional ahí publicado):
Es importante señalar
que PISA no es un estudio representativo de la diversidad de las realidades del
mundo. Es una evaluación conducida fundamentalmente en países desarrollados (o) con ingresos medios. El Producto Bruto
Interno (PBI) por habitante en los países miembros de la OCDE es de 35 141 USD,
mientras que en los países no miembros que participan en PISA, entre ellos el
Perú, (…) es de 23 116 USD (…). El PBI (per cápita) de Perú asciende a 10 076 USD. (Se trata
de USD corregidos por paridad de poder de compra –PPP)
Sólo esta simple pieza de información debería servirnos para
prestarle menos atención al ranking (completamente esperable –aunque no
justificable- si la “tabla de posiciones” incluye fundamentalmente a los
sistemas educativos de países desarrollados) y más a los problemas reales. Para
ello es preciso entender que PISA 2012 muestra, al menos, las siguientes cosas
que sí importan:
1. Matemáticas. Las habilidades de los
estudiantes son muy bajas, uno de cada cuatro estudiantes peruanos logra resolver
sólo los problemas más simples de la prueba y dos de cada cuatro, no logra siquiera eso. Al mirar cada uno de los siete aspectos de las matemáticas medidos
por PISA 2012, los resultados son igualmente bajos en todos. Es decir, no hay
mucho desde donde empezar. Como Perú no participó en PISA 2003, no hay
información de tendencias para nuestro desempeño en Matemáticas (así que no
sabemos si, en PISA, estamos mejorando o no). Es también muy importante tratar
de entender cuánto de las dificultades de lectura afecta los resultados en
matemáticas.
2. Ciencias. Las habilidades de los
estudiantes son muy bajas, sólo que en este caso la información es más limitada
(PISA 2012 se enfocó en matemáticas) y tampoco tenemos información de
tendencias pues Perú no participó en PISA 2006.
3. Lectura. Las habilidades de los
estudiantes son bajas, un 60 por ciento de los mismos sólo resuelve (si acaso)
los problemas más sencillos de la prueba. Ahora bien, el Perú muestra un
progreso sostenido en esta área desde 2000 (en realidad 2001 que es cuando Perú
implementó PISA 2000) a diferencia de todos los demás países latinoamericanos
presentes en PISA que muestran comportamientos oscilantes o tendencias al
deterioro (como Argentina). Si ahora tenemos 60 por ciento de nuestros
estudiantes en tan lamentable situación, este valor era 80 por ciento en 2001. Si
hoy el desempeño promedio de un estudiante peruano se encuentra en el primer
nivel de la escala PISA de lectura y aproximándose al segundo, en 2001 estaba
“por debajo del nivel 1.” Claro está que la mejora peruana tiene que ver con el
punto de partida tan bajo y con el progreso socio-económico general del país y
no puede ser atribuido íntegramente a mejoras educativas como se ha mostrado en
un artículo
reciente.
4. Las
brechas de equidad son muy marcadas
en el Perú. Cuando el cinco por ciento de los estudiantes con mejores resultados
se encuentra alrededor del promedio de la OCDE, la gran mayoría de los
estudiantes se encuentra muy distante de dicha situación. Esto se observa tanto
en matemáticas como en lectura (en ciencias no es recomendable hacer un
análisis similar con los datos de 2012). Para la tendencia 2000-2012 en lectura
no se observa ninguna tendencia al cierre de brechas excepto entre la educación
estatal y la no estatal, pero ésta hay que verla con pinzas ya que, debido al
aumento de la participación de la educación privada en la matrícula, lo que se
tiene es una mayor heterogeneidad en el escuela privada que, además, estanca la
media. Si se corrigiese el efecto de la migración hacia el privado, esta
reducción de brechas no sería necesariamente así.
5. Es
importante notar que el desempeño peruano, además, se ve acompañado de una reducción de los niveles de atraso escolar.
Cuando en 2001 sólo el 66 por ciento de los jóvenes se encontraba cursando
estudios secundarios, en 2012 este porcentaje llegaba a 87 por ciento. Es
decir, se ve progreso limitado en lectura en una situación de mayor inclusión
que podría tener un efecto distinto. Esto, además, es importante tenerlo en
cuenta cuando se compara los resultados de los distintos países (por ejemplo,
en México la proporción de estudiantes de 15 años en educación secundaria es
muy inferior a la peruana).
¿Qué hacemos con todo esto?
Creo que en este sentido lo dicho por el Ministro de
Educación el día de hoy es de fundamental importancia: se necesita cambios dramáticos. O, en mis palabras, no se puede
tratar una enfermedad seria con Wawasana relajante©.
Es decir, hay que enfrentar los problemas de fondo que no
tienen que ver con la “movilización” por la educación, sino con hacia dónde
apunta esa movilización. El fondo del problema, y todos lo sabemos bien, está
en lo que pasa en las aulas: tenemos demasiados maestros (sí, también son
demasiados en general) que no están motivados, o que carecen de los recursos y
el apoyo para hacer su trabajo o que, simplemente, no saben cómo hacerlo. Si
fuésemos capaces de garantizar que cada aula tenga un docente competente,
motivado y con apoyo, no estaríamos discutiendo nada de esto.